La milenaria historia de Milán permite al visitante de vivir de nuevo, acompañado a través de los monumentos y los lugares, las atmósferas del antigua Mediolanum, de la Edad Media municipal, de los Visconti y del Renacimiento hasta llegat a nuestros días admirando los rascacielos de la ciudad contemporánea. Dentro de esta sección pueden encontrar algunas ideas para construir con nostoros su visita.
DESDE LA MILÁN ROMANA A LAS INVASIONES
Milán fue capital del Imperio desde el año 286 hasta el año 402 d.C. Quedan pocos vestigios de ese período, pero por cierto capaces de atraer la atención del visitante como del erudito: un ejemplo son las famosas columnas de San Lorenzo y los hallazgos de indudable valor que se encuentran en sus iglesias y museos. El Cívico Museo Arqueológico conserva la gran maqueta de la ciudad en ese momento, donde se pueden admirar las dos torres (la del Circo y la de la muralla romana) del antigua Mediolanum.
El oro, la plata, el esmalte y el marfil conservados en el Museo de la Catedral y en las Cívicas Colecciones del Castillo son una demonstración imperdible de la maestría de los orfebres en principios de la Edad Media. Admiramos el “Sacello” en San Satiro, un hermoso ejemplo de arquitectura del siglo IX aún en buenas condiciones.
MILÁN MEDIEVAL
El mejor lugar para capturar la atmósfera de la Edad Media es, sin duda, la basílica de Sant'Ambrogio. Arquitectura de la antigüedad tardía, conserva en su interior obras maestras como el altar de oro de Volvinio, el ciborio y el mosaico de la cuenca absidal. La basílica también fue laboratorio en el que el estilo románico milanés se definió precozmente y que más tarde se convirtió en un modelo para otras iglesias de la ciudad.
Merecen también atención la arquitectura de San Nazaro, fundada como Basílica Apostolorum por el obispo Ambrosio y reconstruida en época románica y la basílica de Sant’Eustorgio en el corso de Porta Ticinese, vinculada desde el siglo XIII a la orden de los dominicos y conocida por conservar algunas reliquias de los Reyes Magos.
MILÁN Y EL RENACIMIENTO
Si el señorío de los Visconti se identifica artísticamente con la grande cantera del Duomo, su legado es recogido por Francesco Sforza. Durante su ducado se fortalece la supremacía de Milán y se estrenan importantes construcciones como el Hospital Mayor (la Ca’ Granda), hoy sede de la Universidad del Estado. En los años de Ludovico il Moro, el último duque Sforza antes del dominio extranjero, se hicieron obras maestras como el santuario de Santa María en San Satiro y la basilica de Santa María delle Grazie donde se conserva en el refectorio la Última Cena de Leonardo da Vinci. La presencia de Leonardo da Vinci y de Donato Bramante hizo de Milán una verdadera corte renacentista. Una visita a las salas de la Pinacoteca de Brera, además de las iglesias y de los edificios de la época, puede ilustrar la riqueza del aporte milanés a las artes desde 1450 hasta finales del siglo.
MILÁN ENTRE LOS SIGLOS XVI Y XVII
Con la fin del ducado del Moro y después del corto período de dominio francés, Milán queda bajo el control directo de España. Figura clave de esta época fue Carlo Borromeo, arzobispo de la ciudad y personalidad autoritaria que promovió reformas capaces de afectar profundamente tanto la liturgia cuanto el arte y la cultura. A la nueva imagen de la iglesia milanesa corresponde el edificio de San Fedele y las alteraciones en el Duomo. Resultado del mecenazgo y del coleccionismo de su primo Federico Borromeo – también arzobispo de Milán desde 1595 hasta 1631 - fue la fundación de la Biblioteca Ambrosiana, seguida por la homónima Pinacoteca.
MILÁN Y EL SIGLO XVIII
En el siglo XVIII se abre una fase política, administrativa y económica para Milán caracterizada por la presencia de la dinastía de los Habsburgo. Maria Teresa de Austria hace de Milán una pequeña Viena, promoviendo cambios urbanos y arquitectónicos a través de talentosos arquitectos, entre ellos Giuseppe Piermarini, quien diseña el nuevo teatro Arciducale: ningún milanés lo llamará así porque para nosotros siempre ha sido "La Scala".
Poco después, se difunden los nuevos ideales revolucionarios y se hacen siempre más concretas las esperanzas de una renovación en el relacionamiento entre las diferentes clases sociales. La ola de la Revolución Francesa llega también a Milán bajo el nombre de Napoleón Bonaparte.
MILÁN EN EL SIGLO XIX
Con el regreso de los austriacos, Milán se convierte en la capital del Reino Lombardo-Véneto viviendo al contrario un período tormentoso caracterizado por tensiones muy fuertes que confluyen en la insurrección del 1848: las Cinco Jornadas que marcan el comienzo del Risorgimento. Personalidades como los hermanos Verri, Carlo Cattaneo y Alessandro Manzoni se imponen en la vida cultural y política de la ciudad. Precisamente en los salones de Casa Manzoni, ahora museo y centro de estudios, donde se puede reconstruir la historia de la ciudad en este siglo a través de recuerdos, documentos y testimonios escritos de nuestro "Don Lisander".
MILÁN EN EL SIGLO XX
El siglo XX comienza con dos muertes excelentes: el regicidio de Umberto I en 1900 y la muerte de Giuseppe Verdi en 1901. Es el comienzo de un nuevo período histórico en el que el entusiasmo de las vanguardias se alterna al miedo de la guerra. Durante el primer conflicto mundial, la ciudad se ve afectada indirectamente por la guerra porque la verdadera devastación vendrá con la Segunda Guerra Mundial, cuando el centro histórico de Milán será gravemente dañado por los bombardeos. Los años de la reconstrucción, frenética y entusiasta, ven Milán convertirse en la protagonista del llamado "milagro italiano" revitalizando la industria y las manufacturas. El design de los muebles y de los objetos, del cual la ciudad es la capital mundial, es testimonio y herencia de esa favorable situación.
MILÁN, 2000 Y MÁS ALLÁ
Nuevos barrios y nuevas arquitecturas cambian el horizonte de la ciudad. Arquitectos mundialmente famosos, sostenibilidad ecológica, todo se convierte en palabras clave para la construcción de edificios que se añaden a los rascacielos históricos de la década de los años Cincuenta.
Durante EXPO 2015, Milán atrae millones de visitantes de todo el mundo y se convierte en un deseado destino turístico caracterizado por su elegancia, refinamiento y modernidad. Tanta modernidad no borra las huellas del pasado. A partir de estos aspectos de Milán, comenzamos a contarles nuestra ciudad, su historia y su arte.